jueves, 28 de marzo de 2013

Correspondencia entre Freud y Lacan





Es ampliamente conocida por muchos de nosotros, la acontecida separación ocurrida entre un querido y conocido (lamentablemente fallecido) analista de nuestro medio y el “heredero” de Lacan.
En mi modesta condición de –lo voy a decir de este modo- “investigador” de la historia reciente (y no tanto) de nuestro psicoanálisis, me llamó mucho la atención este episodio –que sorprendentemente resultó casi absolutamente desconocido entre mis contemporáneos psicoanalistas- acerca de una tormentosa (supongo) separación entre dos analistas a propósito de una revelación fundamental para la historia del psicoanálisis.
No es tanto el episodio de la disputa el que me interesa, sino lo que quedó “reprimido” tras esta escena que me atrevo a calificar de menor, frente a lo inmenso del descubrimiento histórico que no merece por ello quedar velado.
Para no extenderme demasiado, lo digo con todas las letras: la pelea, fue entre Roberto Harari y el ya mencionado albaceas de Lacan, a propósito de una publicación del primero en la revista Ornicar?[1]
El documento histórico inmenso: la carta que Freud enviara a Lacan en respuesta a la carta de Lacan (conteniendo su tesis de doctorado) a su maestro Freud (Ver la carta original en portugués después de este texto)
Comencemos por el principio.
“En los primeros meses de 1984” una publicación invita a Roberto Harari a escribir en el dossier de dicha revista acerca del caso Aimée de Lacan.
Es en este artículo que Harari realiza la transcripción de la carta (traducida por él mismo) que Freud le dirigiera a Lacan.
Son “once páginas (…), escritas en el “inconfundible” estilo de Freud, y donde éste muestra, una vez más, su condición de agudo, atento y crítico lector de la producción psicoanalítica”[2] aún sabiendo que para Freud, Lacan era ese perfecto desconocido cuya única referencia era que “descollaba en el círculo psiquiátrico parisino” y donde algunos con una dosis sin duda excesiva y pedante de orgullo francés, proclamaban el “heredero de Freud”[3]
Dicha “separación” se debió a la no- novedosa política caprichosa de dicha publicación, en el que el artículo mencionado de Harari, fue inconsultamente cambiado de título en una acción que califica “de facto, señalaba ya un proceder arbitrario y discrecional por parte del grupo editor (encabezado por el “heredero” de Lacan)” que “determinó poco tiempo después mi irrevocable apartamiento de aquél”[4]
De todos modos, este episodio local y hasta pintoresco no debiera opacar el “enorme” descubrimiento de Harari de un episodio histórico sobre el que sí merece la pena detenerse: el encuentro entre Lacan y Freud.
Harari cuenta en dicho artículo que,  a mediados de 1995 le llega una carta en inglés firmada por Todd Dufresne, investigador de la York University de Toronto, Canadá, quien compiló una serie de artículos de autores varios para ser editados en Routledge (en los EE.UU.).
Cito: “En el libro titulado Returns of the “French Freud”: Feud, Lacan, and Beyond (…) mi interlocutor tuvo la idea de situar la foto del tarjetón –a la que tuvo acceso por Peter Swales- como diseño de la tapa de ese libro”
Adjunto la tapa de la revista Ornicar? 29 en la que aparece la foto de la postal dirigida a Lacan y firmada por Freud en 1933 donde el ultimo le agradece a Lacan el envío de su tesis.
Peter Swales, “debía obtener el consiguiento permiso,  que solicitó, según corresponde, a la Sigmund Freud Copyrights, como entidad encargada del cuidado mundial de los textos de Freud”
En respuesta a dicha carta “un autorizado archivista de dicha entidad le responde, informándole, por cuenta de la SFC (9/5/95), que, en la misma fecha del envío del tarjetón, Freud le había escrito una larga carta a Lacan, también publicada en un número posterior de Ornicar?  según la traducción (…) del psicoanalista argentino Roberto Harari” [5],[6]
Dufresne, enterado de semejante documento –inédito por otro lado- solicita a la SFC la copia en francés y de su original en alemán, a los fines de poder editarla en inglés.
Se trataba de un hecho de enorme importancia para los historiadores del psicoanálisis a nivel mundial, y dicho sea de paso, aunque de manera no confesada, de validar a Lacan como el verdadero interlocutor de Freud.
La voz de la IPA no se hizo esperar y demandó legalmente al poseeder de dicha carta, con el fin de tomar posesión del original que, obviamente, los lacanianos no iban a ceder.
Pero además, como es de suponer, dentro del lacanismo, los herederos de Lacan no tardaron en poner el grito en el cielo reclamando la legítima posesión de dicho documento “en salvaguarda de la memoria de Jaques Lacan”[7]
Dufresne recibe la copia de la carta en francés que, como él aclara “estaba debidamente certificada como un documento del Archivo de la Sigmund Freud Copyrights” (el 31/5/95)
Harari hace notar, con acierto, acerca de la sorpresa de Dufresne “notoriamente sorprendido- cuando no incrédulo- ante la dedicación epistolar otorgada por Freud a la tesis de un casi desconocido” (entiéndase: Lacan) que por ultimo entrega una copia de la carta a Mikkel Borch-Jacobsen[8].
Jacobsen queda profundamente impresionado. Algunos opinan que, encarnizado opositor y crítico despiadado del psicoanálisis, de tanto investigar los errores de dicho discurso, ha quedado paradójicamente fascinado por los descubrimientos que él mismo vió salir a la luz en un análisis subrepticiamente comenzado con un lacaniano (cuyo nombre persiste en el más profundo secreto) con el fin de “criticar por experiencia propia lo inútil del freudolacanismo”
¿No es paradójico, por otro lado que alguien, queriendo descubrir las flaquezas de su presunto enemigo, termine por descubrir que es el amor al padre lo que determina sus conductas aún las más encarnizadas o incluso “especialmente” éstas?
Veremos que Jacobsen no es el único “converso” en esta historia.
Dufresne, vía Paul Roazen, se pone en contacto con Harari para ponerlo al tanto de lo sucedido con la famosa carta. Además, él mismo (Dufresne) se encuentra causado por dicho episodio y se dispone a escribir un artículo alusivo a fin de “dar cuenta de su procesamiento teórico”[9].
Son varios los que quedan “tocados” por la “lettre” (yo mismo en este caso, y es de esperar que otros. No otra es la misión de este texto) de Freud a Lacan.
“Para comenzar” –dice Harari- “es sabido que la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos tiene bajo “resguardo” –Archivos Sigmund Freud mediante- una vasta serie de textos manuscritos del inventor del psicoanálisis –textos, cabe decirlo, de variado calibre- los que no deben ser difundidos públicamente hasta no sé qué lejanas fechas –porque su “liberación” se rige por una secuencia cuyo criterio es insondable- del siglo XXI”[10]
En una reciente lectura de las cartas de Freud a Fliess[11] hallé casi por casualidad que dicha fecha es el año 2020 (En 7 años entonces ¿sabremos “todo” sobre Freud?)
Harari se pregunta si esta censura (supuestamente solicitada por el mismo Freud…¿dónde se halla esta constancia?¿ También está censurada?) de la que la carta en mientes “escapó”,¿no es también la que se aplica a la obra de Lacan?.

Harari termina su artículo haciendo una aguda reflexión acerca de las “herencias”.
Lacan no fue discípulo de Freud en el sentido descriptivo del término.
Pero acaso ¿no fue su mejor lector y en verdad, su destinatario?

EPILOGO
Marie Bonaparte se sabe, fue la encargada de salvaguardar la obra de Freud, pero además la depositaria de un pedido complicado: destruir todos aquellos documentos (cartas, textos) que Freud consideraba no eran adecuados para pasar al gran público.
Sabemos hoy, que, por ejemplo, la correspondencia de Freud a Fliess, fue ofrecida por su viuda a Freud poco tiempo después de la muerte de su marido, a cambio de las cartas de Fliess que Freud tuviera en su poder.
Freud jamás encontró esas cartas, que por otro lado creía haber destruido.
Poco tiempo después, ante la “imposibilidad” de Freud de encontrar esas cartas (tampoco Anna pudo encontrarlas en el escritorio de Freud en Londres) la viuda de Fliess, las vendió.
Marie Bonaparte pudo rastrearlas y comprarlas. A despecho del pedido de Freud de comprarlas él mismo para destruirlas, Marie Bonaparte se negó y las conservó.
Entre esas cartas se encontró una copia de la que Freud recibió de Lacan y la que él mismo le enviara a Lacan.
Es un misterio en manos de quién está la existencia de esa copia.
No hay constancia de caso parecido en la correspondencia de Freud.

Nota agregada el 28/3/2013: El link en el que se puede encontrar la carta "original" :
http://lacan.orgfree.com/freud/textosf/umacartaineditadefreudalacan.htm
La referencia de la publicación en la revista Ornicar? N°33:  Une lettre inédite de Freud à Lacan. Traduction, notice préliminaire, épilogue et notes. (Pastiche) / HARARI Roberto. Ornicar?, 06/1985, n° 33. - pp. 150-159

Nota agregada el 4/4/2013: Recientemente, Gabriel Meraz Arriola que practica el psicoanálisis en la ciudad de México, y que publica artículos en libros y revistas y participa en actividades relacionadas con la transmisión del psicoanálisis y es miembro de la École Lacanienne de Psychanalyse, publicó en su blog una nota que se puede hallar en: http://bibliotecadelpsicoanalista.blogspot.mx/2010/03/from-sigmund-freud-to-jacques-lacan.html

Nota agregada el 7/4/2013: Continúo rastreando referencias a la carta y encuentro: https://groups.google.com/forum/?hl=pt&fromgroups=#!topic/grupo-de-estudos-psicanalise/HPhzH0MUut8

Nota agregada el 19/12/2013: Aparece la versión traducida al español de la carta por Damián Morelli Rodríguez http://elpsicoanalistalector.blogspot.com.ar/2013/08/carta-de-sigmund-freud-jacques-lacan.html

Nota agregada el 26/05/2014: Más repercusiones de la carta e interesanta debate mísitco-religioso entre Sergio C Zucca y Michel Sauval https://www.facebook.com/locurasypsicosis.clinicapsicoanalitica/posts/484477455011021?fref=nf

Las colaboraciones serán bienvenidas





La idea de este texto surge de la lectura del texto de Harari, Roberto: "La ' verdadera' carta de Freud a Lacan. Publicado en "Las Disipaciones de lo inconciente". Amorrortu Editores,1996. P.175. (Ref: http://www.robertoharari.com/publicaciones_inclusiones.php).
Debo decir que me divirtió enormemente (a propósito de la ingenuidad de nosotros los psicoanalistas, cuando se trata de cuestiones de transferencia e idealización) y recomiendo calurosamente su lectura.
Para el que llegó hasta aquí lamento revelar (nobleza obliga) que la famosa carta fué una invención de Harari. Nunca existió. Tampoco son ciertas las referencias de este texto, especialmente las nota 3,5 y 7. Sí lo son las extraidas del texto de Harari. 
Si en alemán se dice Unbewusste, en francés con Lacan L' Une-bevue... tal vez las consecuencias de la carta "hallada" por Harari y sus efectos serían... ¿Un-embuste?
Digamos que fuí "contagiado"  por lo que él llamó divertimento y me pareció igualmente divertido intentar otro tanto sobre su texto dándole "otra vuelta de tuerca" (¿acaso la novela de Henry James no trata de fantasmas?). Espero que nadie se tome en broma este ejercicio "juguetón" de ficción, pues no tiene ninguna otra aspiración de seriedad que la de seguir hablando... de psicoanálisis.




[1] Ornicar? Nº 33. Verano de 1985. El episodio calificado por Roberto Harari como “mi irrevocable apartamiento” de aquel que califica el  “ ‘heredero’ de Lacan” está publicado en su libro “Las disipaciones de lo inconciente”. “La verdadera carta de Freud a Lacan” (P.175-180). Amorrortu Editores. La cita corresponda a la Pág. 176
[2] Harari, Roberto. Las disipaciones de lo inconciente. Amorrortu Editores. P. 176
[3] Les Cahiers de psychologie politique. Nº12. Adam Kiss. Société, culture et histoire récente. Janvier 2008
[4] Op. Cit. Pág. 176 nota 1
[5] Algunos se han sorprendido, por ejemplo, de la extensa “Respuesta” de similar longitud que Lacan le diera a Marcel Ritter en ocasión de una casual pregunta de éste, acerca del concepto de Unerkannte en Freud a propósito del “ombligo del sueño”. Interrogado Lacan por esta extensa respuesta, desacostumbrada en él, éste habría respondido: “Si Freud mismo me respondió en similares términos, quién soy yo (qui suis-je) para negar una respuesta que por no-tonta (une non sotte) dejaría de importunar a más de un comedido (modéré)?” Por otro lado, ¿será casualidad la respuesta de Lacan, recordando dicha “respuesta a Lacan” aludiendo justamente al “ombligo del sueño”, eso que Lacan denomina lo Real? ¿No hay aquí la operación de una verdadera transmisión del psicoanálisis?
[6] Ibídem Op. Cit. Pág. 177
[7] Revue Européenne de Psychologie Appliquée. Nº 44. Pág. 134-208. Fevrier 1988

[8] Profesor de Literatura comparada y Francés de la University of Washington en Seattle, conocido detractor del psicoanálisis. Ver “Freud Wars” y “Le livre noir de la psychanalyse”
[9] Ibídem. Pág. 178
[10] Idem
[11] Sigmund Freud. Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904). Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1986


No hay comentarios.:

Publicar un comentario